Phil Solomon: fósiles de otra dimensión
Desde los dominios de la memoria, de las épocas y de las personas que ya no existen, Phil Solomon parece envíar mensajes que atraviesan, como por ensalmo, la nieve de los tiempos. Es por ello quizás que las películas de Phil Solomon forman parte de este ciclo que explora las manifestaciones del cielo en la tierra a través del cine, los rastros de lo espiritual y sobrenatural en la luz que sale de los proyectores. Unos mensajes sobrecogedores, los suyos, de una gran belleza formal y poder evocador, los de este cineasta que desde las montañas de Boulder, Colorado, ha continuado la carrera de fondo del legendario Stan Brakhage, de quien fuera discípulo aventajado para terminar hallando su senda única y personal.
Una de las cosas que más llaman la atención en el cine de Solomon es como, aún teniendo una esencia tan etérea como es la memoria, sus películas tienen una materialidad tan palpable que casi parece que tengan relieve, como la huella de un ser que fue y que ahora conocemos en forma de fósil. Es como si la luz de la pantalla fuera maciza y Solomon, más que filmar, tallara su cine a golpe de martillo y cincel, o lo pintara con acrílicos y acuarelas. La narratividad queda fuera de juego en un cine que debe ser entendido y mirado como como una obra de arte plástica. La pantalla es aquí, en palabras del propio Solomon, “un rectángulo con tensiones espaciales bidimensionales, más que una ventana a una fantasía”.
Texturas embriagadoras y sensoriales fruto de un trabajo artesanal y arduo, combinadas en forma de rimas, metáforas y misteriosas composiciones de aura sobrenatural. El cine entendido de una manera espiritual, más que racional, y cuyas formas se acercan a formas de arte más viscerales. El mismo Solomon traza un arco de sus referencias bastante elocuente: “Mis películas están mucho más cerca en su temperamente, ideas y tendencias a la forma y contenido de ciertos poetas un tanto herméticos, como Emily Dickinson, John Ashbery, Wallace Stevens, y Jorie Graham. O pintores narrativos y texturales como Albert Pinkham Ryder, Francis Bacon y Anselm Kiefer. O los ambiguos, exuberantes y misterioros paisajes sonoros de la música electrónica orgánica de Brian Eno”.
El ciclo “El cielo en la Tierra” nos ofrece una significativa selección de su trabajo en dos sesiones, en la que se pueden contemplar obras tan impactantes visualmente y sugerentes como Snowman, o Remains to be seen, o de una concreción de escultura como Yes. I said yes, I will, yes o Psalm II: Walking Distance. O, directamente, como en The Exquisite Hour (y esto se puede aplicar a casi todas sus piezas) experiencias sobrenaturales de las que se pueden vivir en una sala de cine. Mundos que se intuyen, que se vislumbran a través del rabillo del ojo, dimensiones desconocidas a las que Solomon nos deja entrar durante unos minutos.
Phil Solomon
Sesión 1 – Revelaciones nocturnas
Martes 31 de mayo. 18:00 h.
Lugar: CGAI.
Sesión 2 – Lo que queda por ver
Jueves 2 de junio. 18:00 h.
Lugar: CGAI.