En busca del ARCA (de películas amateur) perdida
ARCA, Archivo Regional de Cine Amateur, lleva a cabo en Argentina una labor primordial a la hora de recolectar y conservar el cine doméstico y amateur de la región. A continuación, hablamos con su directora, Paula Félix-Didier, y con Magdalena Arau, programadora del ciclo que veremos en el (S8).
Archivo Regional de Cine Amateur. Argentina
Entrevista con Paula Felix-Didier (directora ARCA)
¿Cómo empieza ARCA?
Arca se conformó a partir de la reunión de un grupo de realizadores, investigadores y archivistas entusiastas de los formatos fílmicos de paso reducido y los géneros y tipos de películas que estos formatos más económicos y manejables posibilitaron (films familiares, amateurs, animados, experimentales, documentales, educativos…). Nos conocimos organizando cada edición anual del Día de las Películas Familiares (Home Movie Day) en Buenos Aires y otras ciudades argentinas. Entre 2007 y la actualidad nos fuimos encontrando, descubriendo intereses comunes, compartiendo ideas y proyectos. Y, finalmente, el año pasado decidimos darle forma institucional y constituir una asociación formal que nos permita articular las actividades de archivo, conservación y experimentación con el material fílmico.
¿Cómo se maneja el tema de la conservación? ¿Dónde están las copias, cómo se clasifican? ¿Hay alguna fuente de financiación?
El material de ARCA se encuentra todavía disperso en nuestras casas, en parte porque aún no tenemos el espacio acondicionado adecuadamente y en parte porque en el fondo todos tenemos algo de coleccionista y nos cuesta desprenderemos de las películas que en muchos casos nos acompañaron por años. En nuestras filas contamos con un par de archivistas profesionales, así que estamos elaborando una ficha y un sistema sencillo para clasificar y documentar el material que tenemos, adquirimos, o de un modo u otro sabemos dónde ubicar. No hay fuentes de financiación específicas pero existen algunos fondos a los que pretendemos aplicar, pero para eso estamos terminando de formalizar nuestra existencia legal.
¿Qué porcentaje de las películas son anónimas, o cuales están en depósito por sus dueños?
En general, tenemos alrededor de un 50% de películas de las que tenemos datos de filiación y otro 50% del que desconocemos a sus responsables. Una parte de la colección nos ha sido confiada por sus dueños en depósito o directamente donados.
Dentro de la colección, ¿hay muchos intentos de ficción/documental? Es decir, cosas más allá del cine familiar.
Además de los films familiares, hemos ido descubriendo verdaderos talentos narrativos y documentales. Westerns, adaptaciones de cuentos infantiles, animaciones y crónicas de viaje son algunos ejemplos de las películas que poseemos.
¿Cuáles son las cosas más curiosas con las que os habéis encontrado en esta colección?
Tenemos una versión del cuento “Caperucita roja” realizada por una familia en el año 1933. Su protagonista era la hija menor de esa familia. Luego en los años 50, esa niña ya hecha mujer volvió a filmar ese mismo cuento, utilizando a su propia hija como Caperucita; versión que también poseemos.
¿Se hacen muestras con regularidad de la colección? (aparte del Home Movie Day)
Por ahora no, estamos trabajando para que en el futuro se hagan exhibiciones por fuerza del Home Movie Day.
Gabinete de Curiosidades: Un Museo de la Vida Cotidiana
Magdalena Arau sobre el Programa ARCA
El proceso fue en gran medida una aventura. La idea del programa, en principio, era poner en relación películas familiares con cortometrajes amateurs. Me parecía interesante pensar a la sesión como una mirada a la intimidad del formato.
En Argentina, el amateurismo estuvo de algún modo sistematizado, mediante peñas regionales que organizaban concursos, hacían publicaciones, y demás. De ese modo formalizaban un intercambio y un diálogo entre los cineastas de las distintas provincias (una situación similar a la de muchos países en esa época). Yo tenía muchas referencias de cineastas y de películas concretas, pero todo eran relatos. Nunca las había visto, no sabía qué había sido de esa gente, si las películas seguían existiendo, nada. Por otro lado, y al no tener una historiografía sistematizada de lo que fue el amateurismo en el país, un poco la aventura era contrastar todas estas referencias difusas con lo que efectivamente podía encontrar, y ver. Y de algún modo completar una especie de mapa tentativo de parte del amateurismo en Argentina.
El armado del programa, entonces, funcionó como disparador para salir a buscar esas películas sobre las que había leído o escuchado. Y la tarea resultó bastante infructuosa, en gran medida porque mucho se había perdido o se había arruinado, otro tanto porque con el arribo de la cinta magnética, muchos habían visto ahí una marca de futuro y tras telecinar sus cortometrajes, descartaron las bobinas. También porque de mucha gente se había perdido el rastro, y otra tanta no tenía interés alguno en lo que había filmado. Trataban de igual modo a las películas domésticas como a sus cortometrajes, los consideraban una especie de objeto anecdótico sin valor alguno. Una especie de souvenir de un hobby viejo.
En medio de este panorama bastante desolador fui encontrando algunos cortometrajes, que fueron dándome una idea de los rasgos o tendencias predominantes de algunas de las ciudades que fueron foco de la actividad, como La Plata, Rosario o Concordia. Al buscar mediante las distintas Peñas, llegaba a materiales que habían sido realizados de un modo comunitario, con roles que se iban cambiando de trabajo a trabajo. Esto terminaba de delimitar esta idea de cierta identidad regional. Justamente las tres películas en Super 8 seleccionadas son de Concordia, de realizadores que trabajaban juntos. Y de algún modo entre las tres se sintetiza lo que el cine amateur allí intentaba: desde proyectos en apariencia imposibles, como una película sobre la carrera espacial, hasta una especie de híbrido entre una sinfonía urbana y un documental callejero pasando por un retrato canónico de un personaje absolutamente insólito, que se institucionaliza mediante el procedimiento legitimador de una película.
Estos tres cortos estarán en diálogo con películas familiares que fueron elegidas básicamente por ser recortes de distintos momentos propios de los rituales familiares, que conforman en sí un retrato heterogéneo de la intimidad de su época, y que a la vez tienen algún rasgo que claramente se recorta y las vuelve únicas (más allá de lo únicas que todas en sí son). Desde el contexto (la filmación de un cumpleaños pero que se festeja en una quiniela, y que se filma cuando el alcohol ya ha hecho su trabajo) hasta su forma (unas vacaciones en la playa, en las que el cámara se empecina en hacer confluir un paneo con un zoom en movimiento permanente), o sus personajes (un hombre que estrena coche y que hace de él el centro de todos los registros, al punto que la presencia de su familia se torna en un mero elemento decorativo).
Como cierre del programa, a modo de epílogo, se proyectará una película en 16mm de los 30, que de algún modo pone en crisis la noción misma de amateurismo, ya que a la vez que es una película hecha en familia, tanto su producción (decorados, vestuario, etc) como su fluidez narrativa, la construcción del plano, fotografía, la calidad de los intertítulos, son de una pulcritud y sofisticación que haría pensar en una pequeña producción de estudio.
De lo que quedó fuera, en principio mi intención era incluir un capítulo dedicado a las remakes. Películas que reversionan films industriales, y otras que se reversionan a sí mismas, lo que incluye también pequeñas sagas. Queda como una deuda pendiente.