El oficio de programar. Encuentro internacional de programadores

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Un dream team de programadores protagonizó este año este encuentro en el que se conocieron los entresijos de cómo se programa un festival de cine. Sanja Grbin es programadora de 25 FPS, en Croacia, festival donde el reto es la diversidad, la experimentación y el eclecticismo. Una parte del programa proviene, también del jurado invitado cada año, que aporta también su sello. Nuno Rodrigues representa a Curtas Vila do Conde, Portugal, con una programación repartida en tres competiciones (internacional, nacional y experimental), focos y exposiciones. Frédéric Tachou comanda el Festival des Cinémas Différents de París, que lleva en su nombre su línea de programación. Diego Rodríguez, director de Márgenes, festival que empezó como una muestra online de ese “cine al margen”, ha ido creciendo año con año para llegar también a las salas.

Edwin Carels, del festival de Rotterdam, es programador de la sección Signals: Regained, donde presenta, en sus palabras, “nuevos trabajos que en cierto sentido se refieren a la historia del cine. Pueden ser documentales, remakes, restauraciones, homenajes, found footage, así como instalaciones y exposiciones. Más allá de eso, soy un programador “postcolonial”, es decir, no tengo un territorio bajo mi responsabilidad, de modo que no tengo que ir de “safari” cada año para traer “trofeos” a casa. Desarrollo programas temáticos, que pueden tomar formas muy distintas, de acuerdo a su composición. En ediciones recientes, por ejemplo, he organizado una tienda pop-up, un parvulario, una serie de habitaciones de hotel, etc”. Una visión de la programación imaginativa y abierta, que lidia también con un aspecto que pocos tienen en cuenta como espectadores en un festival: “logísticamente, un festival cuenta con poco más que una oficina, todas las sedes han de ser alquiladas u organizadas de otra forma. Tenemos suerte de tener muchos cines queriendo colaborar, y por tanto podemos intentar ofrecer a cada film el mejor sitio posible para su estreno. Incluso intentamos tener en cuenta el tamaño de pantalla que le irá mejor a cada película”. Por su parte, Gustavo Beck, programador del brasileño Olhar de Cinema, en Curitiba, señala: “creo que hoy el trabajo de programador está en crisis dado que nos encontramos más con playlists que con miradas curatoriales en la gran mayoría de los centenares de festivales de cine que vienen surgiendo por el mundo. Pienso que un buen programador debe saber moverse con inteligencia, ofreciendo tanto films más accesibles al público pero también aprovechando su posición privilegiada para exhibir films que despierten e alimenten aún más la discusión en torno al cine”.