Blanca Viñas y Albert Alcoz: cómo se inventó La noche inventada
Fotografía y cine: el origen
Blanca Viñas: Nuestras aficiones no tienen ninguna raíz evidente, pero sí que es cierto que en ambos casos se han alimentado de la inquietud artística familiar. Los pases de diapositivas de las tardes de invierno en casa seguro que nos han influido de alguna manera.
Albert Alcoz: Sí, existe ese vínculo familiar y ese entorno similar porque somos hermanos.
Cómo se inventó La noche inventada
B.V.: A menudo salíamos a pasear juntos, cada uno con su cámara, compartíamos el hecho de contemplar el paisaje y aprovechar para capturarlo a nuestra manera. Al mismo tiempo los dos usábamos el medio analógico y esto nos servía para intercambiar técnicas o recursos formales que cada uno ha ido adaptando a su lenguaje. De este modo nos hemos encontrado con dualidades y paralelismos que nos ayudan a visibilizar una contraposición entre la imagen fija y la imagen en movimiento.
A.A.: El germen de esta colaboración surge a partir del hecho de programar unas sesiones de cine llamadas Cinema Anémic en un estudio que alquilé a finales de 2014 para acabar la tesis doctoral. Ya hacíamos paseos y escapadas para hacer fotografías y filmar, así que la idea de proyectar simultáneamente los resultados fue una evolución lógica. Mezclar los procesos fotoquímicos, los puntos de vista y las aproximaciones al medio fotográfico y cinematográfico surge por el hecho de compartir miradas similares respecto a los aparatos utilizados y los espacios registrados.
Música y otros referentes
B.V.: Family es la excusa para encontrar un nexo, teniendo en cuenta que yo ya había usado como pseudónimo “cohetes naranjas”. El nombre de “Esperando un eclipse” sale de la canción de Radio Futura “La estatua del jardín botánico”.
A.A.: Es cierto que el título del proyecto parte de un tema musical del disco Un soplo en el corazón de Family. De hecho la música es un ámbito que nos interesa especialmente, aunque en la proyección procuremos huir del hecho de añadir temas musicales. Blanca conoce muchos más referentes de disciplinas fotográficas y yo del mundo cinematográfico, aún así sí que tenemos devoción por el trabajo de artistas como Stan Brakhage o Gustav Metzger, por citar dos que trabajan la abstracción mediante el celuloide en movimiento y estático.
Tono fotoquímico, tono emocional
B.V.: Que exista este documental subjetivo-artístico de mi práctica fotográfica ayuda al espectador a entender el proceso de toma fotográfica, entender el paseo como elemento esencial del fotógrafo así como algunas de las manipulaciones existentes. Aspectos que pueden costar de interpretar con una sola imagen.
A.A.: El tono principal es la contención. Quizás uno de los ejemplos más claros para explicar esto sea el hecho de decantarse por el silencio y el hecho de evitar usar sonidos elocuentes que impongan ciertos modos de entender el despliegue de imágenes. Los sonidos que se escuchan en la sesión –exceptuando un collage sonoro más bien ambiental y atmosférico que se añade a unas de las películas– resultan ser la ampliación acústica de los de los propios aparatos activados y sus intervalos silenciosos. Ese tono emocional ya asume cada espectador a su manera, en función de la percepción de las imágenes y la cadencia temporal de la proyección.
El futuro de la noche
B.V.: La idea es seguir paseando, encontrando distintas formalidades y estructuras que se puedan aplicar tanto al medio cinematográfico como fotográfico.
A.A: Es un work in progress que varía en función de las circunstancias geográficas y temporales en las que se presenta. En el fondo La noche inventada es un pretexto para unir fuerzas y seguir haciendo lo que nos gusta que es explorar otros modos de entender la producción de imágenes y sonidos a través de soportes analógicos. Es un modo de continuar buscando relaciones posibles entre la fotografía y el cine, incorporando las diapositivas, el cine sin cámara y otras técnicas susceptibles de transgredir los códigos de la imagen fotoquímica.