La Cuadrilla antes de La Cuadrilla. El Super 8 y el “hazlo tú mismo”
Cuando hay ganas de hacer, no hay excusas. Es la esencia misma de la contracultura: editar tus propios fanzines, grabar y distribuir tus propios discos y, cómo no, hacer tus propias películas. Sin esperar a insertarse en una trama industrial para filmar, que decida qué ideas llevar a la pantalla en función de lo que se espera que vendan. Es aquí donde entra el Super 8, instrumento que han empuñado aquellos que, sin esperar más, se han puesto manos a la obra. De eso precisamente va el ciclo que este año compone la sección Ópera Prima, con los cortos en Super 8 de La Cuadrilla antes de ser La Cuadrilla. Y por eso le va también el título que ellos mismos le ponen: “de la gamberrada punk al cine familiar”.
En la España de finales de los 70, dominada por el gris, lo que se cocía en otras partes del mundo tardó en llegar. De ahí que lo que se ha conoce como “La Movida” se diese en los 80, adquiriendo por eso mismo otras formas y matices. En Madrid precisamente coinciden unos jóvenes Santiago Aguilar, Luis Guridi y Raúl Barbé, precisamente a la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Quienes allí hayan estudiado, saben bien cómo combina el gris de ese edificio con el gris del que antes hablábamos. Una masa de concreto de enrevesados pasillos con poca luz natural, de la que se dice (no sabemos si a ciencia cierta) que se proyectó para ser cárcel de mujeres. Pero que la imaginación de estos muchachos convirtió en el sitio donde Bobby Sands hacía su huelga de hambre, o donde Ronald Reagan fue víctima de un atentado. Algo hay que hacer para sacudir un poco de vida al edificio.
Pero no todo son la facultad y sus bemoles. Como todo el mundo sabe, la facultad no sirve tanto para estudiar o ir a clase, sino más bien para conocer a gente que vuelva tu mundo pre-universitario y adolescente del revés. Así fue que esta coincidencia de la que hablábamos surgieron varios grupos y subgrupos, cual células terroristas. Es difícil seguir la pista de las diferentes denominaciones de esta pandilla: Stress en la Fábrica, La Escuadrilla Lafayette, Orgullo Latino, Instinto del Frío, ¿Es usted masón?, Imanol, Pastora y yo, Sistema Braille, Enciclopedia de la mujer, o Los misteriosos etruscos, son algunos de los “entes” que firman los cortos en Super 8 de La Cuadrilla. Unos cortometrajes que con justicia denomina el nombre del ciclo que se presenta en el (S8) “de la gamberrada punk al cine familiar”. Y familia entendida, creemos, como la familia de colaboradores, amigos y vecinos en torno a estos tres muchachos.
Es así como sucede que lo que parece la filmación de una excursión a la sierra se convierte en una legendaria expedición al Polo Norte en En busca de los Husky. Y es así también como el deporte favorito en pisos de estudiantes y colegios mayores, es decir, el empinado de codo, se convierte en una genial pieza de cine pop experimental a ritmo de Boris Vian y de la Velvet Undergound en Chicas, chicas, chicas. De pop recalcitrante, como ellos mismos señalan va también Sylvie, en honor a la starlette francesa Sylvie Vartan: espíritu adolescente pasado por un tamiz punk, los rituales del apareamiento y la vacuidad hecha obra de arte. El desenfado y la iconoclastia reinan en los dos episodios dedicados al intrépido reportero ficticio John Edward Ringling. Atentados, bombas y huelgas de hambre en el primero; la mejor coreografía acuática jamás vista en el otro. Esther Williams y Derribos Arias mezclados con alegría vociferante de tarde de verano. La loca velocidad se vuelve vertiginosa en piezas surreales y pegadizas como Minino, para la cual la propia descripción de sus perpetradores funciona a las mil maravillas: “el entierro de Breznev a ritmo de ska y otras barbaridades”. Más asuntos “políticos” se tratan en otros cortometrajes de esta florida selección. Por ejemplo tenemos a Curso de Inglés, testimonio de la guerra fría a través de la historia de un curso de inglés para espías soviéticos que quieran liquidar al presidente de los Estados Unidos. Y en esos años en los que triunfaba The Cure y la oscuridad neorromántica, La Cuadrilla antes de ser La Cuadrilla también se vuelve a tenebrosos caminos en Hacia la Oscuridad.
Cartuchos de Super 8, una mirada incisiva e irreverente y creatividad a raudales en lo que son la materialización del cine punk en España por aquellas fechas, punk con todas las letras del do it yourself incrustadas. Los anales de una historia desenterrados en esta selección de los más granado de la filmografía de La Cuadrilla antes de La Cuadrilla. Y la de películas que las nieves del tiempo engulleron y que quizás nunca veremos, dolor da pensarlo. Pero así es la joven alegría revolucionaria de efímera y salvaje. Disfrutemos, pues, de lo que hoy nos depara.