Kubelka primigenio
Peter Kubelka nos proporciona algunas coordenadas básicas sobre su pensamiento.La Comida
“El primer recuerdo recuerdo relacionado con la comida que tengo es el pecho de mi madre. No tengo un recuerdo visual, es difícil de describir, es algo no verbal. Sin ser capaz de definirlo, sé cómo era, es un sentimiento general. Y el hecho de que la leche materna pase, sin ser vista por el mundo exterior, directamente del cuerpo de la madre al cuerpo del hijo. En un hecho, y una visión increíble, que ha sido muy importante para mi pensamiento. Es la forma más directa de nutrir a alguien, de dar comida y recibirla. Por ejemplo, cuando piensas en tu madre, incorporas ese recuerdo de ella dándote parte de su cuerpo. Esta ahí, es un recuerdo que estoy seguro que cualquiera que haya sido nutrido por su madre tiene. Porque normalmente le preguntas a alguien sobre alguna experiencia, lo preguntas con palabras y se te contesta con palabras. Se piensa con palabras. Y la experiencia de mamar está más allá de las palabras, es algo primigenio. Pero está ahí, es la razón por la que quieres a tu madre, la obedeces y confías en ella. Hoy sabemos que el feto, cuando aún está en el vientre materno, ya es capaz de disfrutar la música y los sonidos, que ya tiene una vida dentro del vientre de la madre.
Cuando empecé a pensar en la comida, en su preparación, y en lo que es la comida, que te nutre pero también comunica algo. Cuando vas al bosque y coges una fruta, significa que tienes poder sobre el bosque. Porque sólo puedes comerte cosas sobre las que tienes poder. Una baya no salta a tu boca por si sola: tú tienes poder sobre ella y te la ganas. Eres el rey o la reina del bosque. Tener comida habla de tu poder sobre el mundo. Y si das comida, si alimentas a alguien, pasas por un proceso que imita a dar el pecho. La nutrición más primigenia es la del pecho. De hecho puedes ir más atrás, y decir que la primera alimentación sucede dentro del vientre, el embrión se alimenta a través de la sangre de la madre, y la madre cocina para el niño a través de las cosas que ella come. Al igual que la vaca “cocina” la comida comiendo la mejor hierba. Esta cualidad directa de esta clase de alimentación es un modelo increíble para todas las actividades posteriores de dar comida a alguien. El cocinero de un restaurante de algún modo es la madre de los comensales.
Crecí en un matriarcado, rodeado de mujeres. Mi padre era músico y siempre estaba viajando. Fui criando por mi madre, mi abuela y su hermana. Mi abuela era una cocinera increíble, su padre tenía un restaurante, era un cocinero profesional. Tuve en casa una tradición de darle importancia a la comida. El perfeccionismo de mi abuela era tan grande, que aún siendo tan buena siempre daba a probar a mi madre con una cuchara de manera para decirle que lo saboreara y le dijese si era bueno. Este perfeccionismo con la comida fue más adelante un modelo para mí para hacer películas. Cocino mis películas: tienen que saber bien, y también tienen que nutrirte. De modo que el criterio para hacer cine es muy parecido al de preparar comida”.
El camino al cine
“Una de las cosas que me hizo querer dedicarme al cine fue que viví una experiencia en el cine cuando era pequeño, antes de empezar a ir a la escuela. Había un cine ambulante que vino al pueblo en el campo en el que crecí. Proyectaron en una hostería. Oí que estaban proyectando una película, -de hecho la película era sobre la preparación del pudding- así que corrí a la hostería. Las puertas estaban cerradas y las abrí, era muy pequeño (apenas le llegaba a la cadera a una campesina que había allí). Me abrí paso a través de estos cuerpos, y de pronto frente a mí estaba la pantalla. Y en la pantalla había luz, y ocurrían cosas. No podía analizar lo que veía, tenía entonces sólo 4 o 5 años. Así que la primera película que vi era un film publicitario sobre pudding, y quedé fascinado no sólo por la película sino por el evento: la habitación enorme y oscura, el sonido, toda esta gente en silencio… Estaba abrumado. Es una experiencia que aún tengo cuando hago mis películas, siento esta grandeza de la situación cinematográfica. Estás aislado del ruido del exterior, es un sitio en el que te concentras por completo en lo que ves y oyes. Eso no ha cambiado.
Me gusta mucho la etimología, el rastrear de dónde viene algo, de dónde vienen las palabras. Pero también uso la etimología para las recetas, intento enterarme de qué significan, qué dicen. Es algo de lo que hablaré en la Master Class, la cercanía entre el cine y la cocina como formas de arte y como medios de comunicación. El cine y la comida tienen gramáticas muy similares”.
La Despecialización
“Empecé como especialista en cine, y luego me di cuenta de que en realidad soy simplemente una persona curiosa. No quiero acabar mi vida, pensé entonces, siendo sólo un especialista, ni siquiera un buen especialista. Así que me dije que de entonces en adelante ya no iba a ser un cineasta. Regresé a un concepto de vida más amplio., y decidí que seguiría todo lo que fuese relevante para mí, y me diese lugar a nuevos pensamientos, a nuevos conocimientos. Pero aprendí mi forma de pensar haciendo películas, haciendo la metáfora cinematográfica. Contemplando el fotograma “A” en oposición al fotograma “B”. Puedes poner ambos fotogramas juntos y decir “esto no funciona, voy a probar combinando “A” y “C”. Aprendí pensando en términos metafóricos. Eso lo he aprendido del cine, y me lo he quedado. Y me di cuenta de que también era clave para cocinar. Por ejemplo, cuando pones miel sobre una pieza de pan con mantequilla: el pan es la hierba que aún no ha nacido, sobre el que pones la condensación de la leche materna de la vaca, que viene del cuerpo de la vaca que ha comido la hierba. Y luego lo cubres con el concentrado de las flores: la miel es lo que la flor cocina para la abeja, porque le da el polen a la abeja para llevarlo a la siguiente flor, para domesticar a la abeja en una simbiosis. La flor le dice a la abeja “te daré algo dulce para que alimentes a tus hijos. Así la miel se convierte en la leche materna de las abejas. Esta comida que en alemán llamamos honigbrot, se convierte en un monumento de cómo obra la naturaleza, como un monumento a la evolución de las relaciones entre los seres vivos. Tienes estas tres metáforas: el pan, la mantequilla y la miel, que hablan entre ellas. Es lo mismo que cortar trozos de celuloide y ver los unos al lado de los otros”.