Marcos Nine.- J.E.D.N, referente en una cinematografía sin referentes

José Ernesto Díaz Noriega

Marcos Nine, autor y director de los trabajos J.E.D.N José Ernesto Díaz Noriega y Pensando en Soledad, realiza para el (S8) una reflexión personal sobre la figura del padre del cine amateur en Galicia.

JEDN: Referente en una cinematografía sin referentes.

Me resulta imposible hablar de José Ernesto Díaz-Noriega desde un punto de vista que no sea estrictamente personal y subjetivo. Para mí, su figura trasciende más allá de la brillantez de sus películas. El es, por encima de otras consideraciones, el primer referente.
Si por algo destaca la cultura gallega es por su riqueza. Sobre todo si la consideramos en proporción al territorio. Sin embargo, esta riqueza que resulta más que evidente, por ejemplo, en una tradición literaria secular, se ve considerablemente disminuida cuando hablamos del cine.
Dice la versión oficial que es imposible el cine sin empresas productoras. Empresas que inviertan capital del país en producir películas, dando así origen a una cinematografía propia. Tanto está extendida esta versión que de manera habitual se habla de “Cine Galicia”, el evento de 1989 en el que se estrenaron “Continental”, “Urxa” y “Sempre Xonxa”, como el nacimiento del cine gallego. Lo cierto es que sí que podemos reconocer que ese año marca el nacimiento de una producción profesionalizada que dio lugar a una pequeña industria en las décadas siguientes, pero ningún arte, ninguna actividad cultural (el cine por muy industrializado que esté sigue siéndolo), ninguna cinematografía de ningún país del mundo existe sin autores. Y JEDN es uno de esos autores.
Con una carrera cinematográfica truncada por la guerra civil cuando ya rodara dos cortos: “Las ninfas de la charca” y “El viejo parque del Oeste”, su llegada a Coruña a finales de los años 50 va a suponer un resurgimiento de JEDN como cineasta.
Pese a tener contacto con las sociedades fotográficas de la época y con el entorno del cine aficionado, su figura es totalmente distinta a los integrantes de estos colectivos. En muchos casos, el cine aficionado se relacionaba con personas que llegaban al cine a través de la fotografía y que se dedicaban a rodar y compartir filmaciones de todo tipo. Muchos de ellos llegaron a ser auténticos dominadores de la técnica. Sin embargo, la figura de JEDN es totalmente distinta, más allá de ser un conocedor de la técnica fotográfica, es un narrador y no se dedicaba simplemente a “filmar” sino que hacía películas.
El cine de JEDN, cine substandard, (rodó en todo tipo de formatos desde los 8mm hasta los 16mm) es realmente complejo de definir. Es evidente que hace cine de humor, y más allá de esta característica que unifica prácticamente toda su obra el otro elemento común que se repite sistemáticamente en sus filmes son los “eventos” como hilo argumental. JEDN rara vez realiza tramas elaboradas salvo en casos muy concretos como en su filme más reconocido “El cine amateur” (1965) que es una pieza musical mediante la cual relata una especie de manual de como ser un cineasta amateur e que le valió el primer premio del Festival de Cine Amateur de Cannes. Pero al margen de casos como este, en una gran cantidad de filmes lo que hace JEDN es valerse de un evento real, un evento “filmable”, para introducir en el secuencias de ficción que alteren su significado original para darle una lectura irónica o satírica. Esto ocurre en los filmes que hizo en las bodas de sus hijos, “El anillo” y “Jet Society” (1982) en que cuenta en paralelo la boda de su hija y el secuestro del padre de Julio Iglesias por parte de ETA. Ocurre también en “Os Suevos” (1974) en la que convierte la película del 25 aniversario de casados de una pareja en una sátira sobre el matrimonio. En “El Festival” y “Sever Odnum” donde aprovecha el Festival de Cine de Humor de A Coruña para reírse de sí mismo y del mundillo de los festivales de cine. Y por supuesto en “Al-Nasr Altair” (1969), su filme más transgresor, en el que remonta un homenaje a un Teniente Coronel de Aviación franquista introduciendo frases publicitarias en boca de los asistentes a ese homenaje.
Autor de una extensa filmografía en la que mezcla humor, sonorizaciones falsas, remontajes de sus propios filmes, trucajes hechos de forma artesanal, collages, found footage…, JEDN trasciende a figura de cineasta amateur para ser un cineasta con todas sus letras, o un “cinesista” como a el mismo le gustaba llamarse.
Recuperar su figura es una obligación, ya non solo por su originalidad, la vitalidad y el amor al cine que se desprende de todas sus películas, sino porque además, en una cinematografía con tan poca tradición, tan pobre y tan extremadamente limitada como es la cinematografía gallega, José Ernesto Díaz-Noriega es un referente, quizás el primero y seguro que de los pocos que existen.

– Marcos Nine –