Regreso al paraíso

María Ruido

Le paradis (2010). María Ruido

Volver a Coruña después de 20 años de rodar los primeros trabajos es como cerrar un círculo, que empieza delante de la cámara y acaba detrás de ella, que pasa del cuerpo individual al cuerpo colectivo, de la performance al ensayo-visual, de hacer con cierta inconsciencia a hacer con años de responsabilidad, pero con el mismo interés por un cine y un arte periférico, fuera del centro, más allá del centro.


Recuerdo el rodaje en la EIS de Coruña como un experimento entre amigos y amigas, ayudada por amigos y amigas: María, Chus, Fernando, Keko, Marta… Volver a Coruña tras grabar en muchos mundos y mostrar películas dentro y fuera de Galicia, del estado español, es volver a estar con los mismos amigos y amigas, 20 años después, con el mismo espíritu experimental, aunque con más atención puesta en lo que hacemos. Es volver a casa, aunque vivir en casa sea ya casi imposible para mí.

Hacer desde un lugar en sombra, hacer desde un lugar incómodo, con pequeños presupuestos y de forma completamente artesanal y sin casi ningún intermediario, fue primero una necesidad y ahora es una elección: hacedora de películas / filmmaker. Inventar algo parecido a esa palabra, que se deshace de la nomenclatura «directora», y de todo lo que conlleva ese demiurgo y sus jerarquías, para hacer, con voluntad y por voluntad propia, películas pequeñas, relatos en vídeo y cine tomando en gran medida imágenes prestadas, ubicándose en una genealogía muy concreta, poco vistosa y comprometida, situada, alejada de los grandes festivales y los focos, y centrándose en la vida como la principal fuente de iluminación de estos relatos pequeños y frágiles. Entendiendo estas películas pequeñas como herramientas de una gran potencia política, a las que lo mejor que les puede ocurrir es que otros y otras se las usen, se las reapropien, las reinterpreten y remezclen.

La remezcla, la apropiación, la relectura… el montaje, el fuera de campo, el tiempo real: las grandes herramientas. La inscripción en un cine de des-autor/a, de cuestionamiento de la autoría tradicional, la inscripción en una genealogía que viene tantas veces de fuera porque nos han hurtado nuestra propia historia. Películas sobre la historia, sobre las historias, sobre las que no salen en los libros ni en el cine comercial. Películas sobre la clase trabajadora o sobre lo que es hoy la clase trabajadora. Colectivas aunque estén firmadas, obstinadas y frágiles: maquetas sin calidad, que encuentran que el éxito es seguir trabajando en esto cada día, cuando nadie contaba contigo en este «club de élite» que es el cine, en esta institución donde ser mujer, y haber nacido en una familia de las que no salen en los libros de historia, te excluye de salida. Pues aquí estamos, aquí hemos llegado, 20 años después. 20 años de amor al cine, al arte audiovisual, de amigos y amigas, de familias y genealogías propias y elegidas, sin los que nada de esto habría pasado y nada tendría sentido.

María Ruido. Abril  2018