Empieza la gran carrera

Emil1Con cinco ediciones cumplidas ya, (S8) Mostra de Cinema Periférico puede empezar a pensarse como una carrera de fondo. Empezando en 2010 con la energía imparable de un sprint que, aunque con firmes ideas y determinaciones, aún no sabía los caminos que recorrería, el (S8) se ha convertido en 2014, a fuerza de entrenamiento riguroso, en corredor de fondo en plena carrera. Con un buen trecho a sus espaldas, y otro aún más largo que emprender. info

… y tiro porque me toca

De oca en oca y tiro porque me toca: de edición en edición, yendo un paso más adelante cada vez, el equipo del (S8) al completo ya está pensando en la siguiente. Finalizada la cuarta, y aún acabando de atracar tras nuestra travesía por tierras argentinas (haciendo escala por utópicos territorios también) ya vamos preparando las naves para adentrarnos por nuevos y exóticos mares, que a su debido tiempo iremos desvelando.

Entretanto, aún nos queda fresca en la memoria la impresión, impalpable pero patente, que dejó Claudio Caldini en A Coruña al rematar la retrospectiva de su obra con una performance de clausura intensa y emocionante. Unos días de adentrarse por los jardines misteriosos del cine del argentino que tuvieron su prolongación en el taller de cine expandido que tuvo lugar tras la Mostra en el MAC Unión Fenosa.

Todo empezaba días atrás cuando en el Teatro Colón bisnieta y tataranieto de Georges Méliès narraban y musicalizaban las películas de su ilustre antepasado. El cine como lugar habitado por fantasmas, dominios en los que cualquier cosa podía pasar. Como dominios para la posibilidad fueron también los que nos mostraron Ben Rivers y Ben Russell a través del ciclo Lo desconocido, que se adentró en los estados de consciencia alterados y en las representaciones reales o ficticias de la utopía.

La vía abierta por Claudio Caldini hacia el país invitado de esta edición, Argentina, rodeó sus veredas de intrincada vegetación. Empezando por la breve pero frondosa Antología fantasma, en la que Pablo Marín trazó un recorrido por la caprichosa historia del cine experimental argentino, y siguiendo por la prolongación de esa misma historia materializada en la generación actual de cineastas, de la que Magdalena Arau eligió como representación el trabajo del mismo Marín, Pablo Mazzolo y Sergio Subero. Arau también trajo, por otra parte, una selección de joyas que ARCA (Archivo Regional de Cine Amateur), ha ido rescatando por Argentina: de la ficción al documental pasando por el cine familiar, en un programa singular. Y dotando también de una significativa base histórica a este recorrido, la sección Archivos Históricos contó el buen hacer de Fabio Manes y Fernando Martín Peña, directores del programa de Espacio Filmoteca de la TV argentina: desde el cine mudo hasta la ópera prima del sin par Leonardo Favio pudieron verse en esta edición del (S8).

Pero no todos los tesoros escondidos vinieron de ultramar: tan cerca y tan lejos, los primeros trabajos en Super 8 de Jaime Chávarri salieron a la luz después de largos años escondidos, de la mano de la labor de Luis E. Parés. La frescura de su cine primigenio y el efervescente ambiente del Madrid de finales de los 70 se dejó ver en Run, Blancanieves, Run y Ginebra en los Infiernos, presentadas por un brillante y siempre lúcido Chávarri.

Sinais, mirador desde el cual el (S8) otea y detecta lo más interesante que ocurre por tierras gallegas, fijó este año su vista en Lois Patiño y Miguel Mariño. El 2013 ha significado en muchos sentidos la confirmación internacional de Patiño, de quien pudimos ver una retrospectiva y dos instalaciones. Mariño, uno de los pocos “cineastas expandidos” en Galicia, formó también parte de la sección Desbordamientos, precediendo a Claudio Caldini, con una performance que se sumergió en la línea del horizonte marino.

Fuera de las salas también hubo acción: desde el encendido y polémico debate generado en el Observatorio en torno a la nueva crítica de cine, a la presencia del joven festival chileno Antofadocs con una instalación en un contenedor en Los Cantones, a la representación y taller infantil que trajo este año el Mini (S8), en el que A la sombra del títere revivió el ilusionismo y la fantasía de Méliès para los niños.

Y aún con todo esto fresco, incansable, la organización del (S8) ya lleva un rato conspirando para su próxima edición. La quinta, que como a su número redondo corresponde, ha de traer buenas nuevas. Aquí seguimos al pie del cañón.

Méliès a la sombra de un títere

“A la sombra del títere”, o lo que es lo mismo, Manuel Anxel Rodríguez, será el encargado este año del Mini (S8) con un taller (el domingo 9 de junio a las 12.oo h. en los Jardines de Méndez Núñez) en el que el ilusionismo del cine se funde con el universo del teatrillo de marionetas. El espíritu de Méliès, a través de Rodríguez, se enfunda el guante de polichinela en una sesión infantil (rematada con una proyección de películas de Méliès para los más pequeños) que promete dejarnos boquiabiertos. info

Claudio Caldini: la tonalidad y la tímbrica del cine

El raga hindú, Brian Eno o Steve Reich, atraviesan la obra y la vida de Claudio Caldini, ya no sólo como compositor sino también como cineasta. Sinuosas corrientes de ida y vuelta se han ido creando así entre las vibraciones sonoras de sus sintetizadores y las lumínicas de los proyectores en sus performances, por ejemplo.

Un recorrido caprichoso e incompleto por el universo musical de Caldini se puede trazar con algunos hitos, empezando así: corren los años sesenta, y en Buenos Aires suena una de las bandas psicodélicas más singulares de Latinoamérica: Almendra. Un Claudio Caldini adolescente empieza a asistir a conciertos, y a escuchar música. Y de la música nacen algunos de los primeros experimentos de Caldini con el cine, en paralelo a sus primeros films (narrativos). “En el 71 hice dos películas de animación de recorte y dibujo. Una es sobre “Glass Onion”, de los Beatles, y otra es sobre “She’s a Rainbow”, de los Rolling Stones”, cuenta un Caldini que más adelante descubriría la música hindú a través de los sitares de los discos de los Beatles: “Yo estaba fascinado con la cultura de La India a través de la música. Con la aparición de la música hindú en principio en los Beatles, en las canciones de George Harrison. Esa tímbrica me envolvía de una manera que me hacía pensar en lo fascinante de esta forma de hacer música tan distinta de la nuestra, y tan diferente a lo que había escuchado hasta entonces”. Más delante, en La India estuvo estudiando el bansuri, flauta hindú, y adquiriendo nociones de raga. El film Vadi-Samvadi, incluye música india (más adelante Caldini haría una versión online con música del grupo en el que toca la tambura), aplica la forma compositiva del raga a la imagen: su título, Vadi-Samvadi, hace referencia a sus notas principales, una dominante y otra consonante. Esta idea musical de opuesto-complementario domina la estructura del film, cuya idea es “generar, a través de la alternancia de fotogramas, la idea de un ritmo regular. La idea de microtonalidad está en esa pequeñísima diferencia que hay entre una imagen, la posición de la distancia focal, y la otra. Como la que puede haber entre dos momentos de la melodía del raga separados por una microdiferencia”.

Otra de las grandes influencias de Caldini viene de la música contemporánea, a través de nombres como John Cage o Steve Reich. Reich precisamente es una pieza fundamental en Gamelan, de la que Caldini explica: “La música que iba a utilizar era Steve Reich, que en su sistema compositivo utiliza elementos del gamelan balinés. En Gamelan se refuerzan el sonido y la imagen en cuanto a que en las composiciones de Reich hay un fenómeno auditivo que en la película es óptico. Ese fenómeno estroboscópico donde crees ver una dirección o en algunos casos la detención del movimiento. Por sincronismo o asincronismo entre la velocidad del movimiento y la obturación de la cámara. Y luego del proyector. En la música de Reich es el fenómeno que se llama “phase shifting”, o cambio de fase, con lo cual parece que las frases rítmicas se van adelantando con respecto a otras”.

Brian Eno, en su etapa acústica, es otra de sus inspiraciones. Así habla del trabajo con la imagen en unas partes de El devenir de las piedras (cuyas imágenes están directamente inspiradas en composiciones del propio Caldini, quien el 1986 vendió su colección de discos para comprar su primer sintetizador): “la forma de sobreimprimir las capas con un fundido abriendo y un fundido cerrando en cada toma remite directamente a la segunda pieza del Music for Airports. Es una pieza para voces femeninas. Cuando hice el seminario de Minimal Music Project, Fahres nos explicó cómo había hecho Eno: él había tomado las muestras de las voces con voz sin vibrato y uniforme en las notas adecuadas. Y después les había hecho un fade in y un fade out para que no apareciera ni el ataque ni la caída de la voz. Después, las puso a circular en ocho grabadores aleatoriamente. Eso fue lo que hice yo aquí con tres proyectores”.

Miguel Mariño. El alta mar

Miguel Mariño presenta en esta cuarta edición del (S8) Fomos ficando sós, envolvente incursión en el horizonte que precederá a las performances de Claudio Caldini. Así se mecen las olas en el mar de Mariño. info